¿Qué le aporta realmente una crema a tu piel?
¿Te
has preguntado alguna vez cuál es realmente la función principal de una crema
cosmética? ¿Nutrir? ¿Hidratar? ¿Tratar algún problema específico? Aunque las
cremas han evolucionado enormemente desde sus orígenes, incluyendo hoy fórmulas
cada vez más sofisticadas, existe un punto de partida claro y profesional que
conviene no olvidar:
La
función principal de una crema cosmética es restaurar y mantener la función
barrera de la piel.
Esto
significa que, más allá de hidratar o nutrir, una buena crema debe ayudar a la
piel a mantener su equilibrio, evitando la pérdida de agua y protegiéndola
frente a agresiones externas como el frío, el viento, la contaminación o los
microorganismos.
¿Cómo
lo consigue?
Una buena crema mantiene la piel en equilibrio y preserva su función barrera gracias a dos acciones fundamentales:
- Reduciendo la pérdida de agua transepidérmica (TEWL), es decir, la pérdida natural de agua desde el interior hacia el exterior de la piel. Por eso se dice que una crema “hidrata”, aunque en realidad no lo hace por aportar agua, sino porque ayuda a retener la que ya existe en la piel.
Nota: Es importante entender que el agua presente en la fórmula de una crema no penetra en profundidad ni hidrata por sí sola.
- Reponiendo lípidos esenciales y reforzando el manto hidrolipídico natural, que actúa como escudo protector.
Por
tanto la base de toda crema, por
sencilla que sea, debe ser siempre proteger y equilibrar la piel. Todo
lo demás es un complemento.
Aunque
muchas fórmulas incorporan principios activos hidrosolubles o liposolubles, que
enriquecen la crema con funciones específicas como calmar, regenerar, iluminar
o combatir el envejecimiento.
Estos
activos no son imprescindibles para mantener la barrera cutánea, pero sí
aportan valor añadido y adaptan la fórmula a necesidades concretas de cada
piel.
Una
piel con una barrera funcional fuerte es una piel sana, capaz de regenerarse
mejor, defenderse por sí misma y también aprovechar de forma más eficaz los
principios activos cosméticos. Por eso, aunque los tratamientos específicos
(antiedad, despigmentantes, calmantes...) son importantes, ninguno será
realmente eficaz si no se parte de una piel equilibrada y protegida.
Y no
olvidemos algo fundamental:
Una
crema no hidrata porque aporte agua, sino porque ayuda a retener la que ya
existe en la piel, mejorando su capacidad de defensa, su
flexibilidad y su receptividad a los activos.
Por
eso, entender cómo está compuesta una crema —y qué papel cumple cada una de sus
fases— es clave si quieres elegir, interpretar o incluso formular un cosmético
verdaderamente efectivo.
La
función de una crema: ¿hidratar, nutrir o algo más?
En sus
orígenes, las cremas eran mezclas simples de agua y aceite, pensadas para
hidratar la piel y evitar su deshidratación. Con el tiempo, se enriquecieron
con aceites vegetales, mantecas y ceras, permitiendo también nutrir en
profundidad y reforzar la barrera cutánea frente a agresiones externas.
Hoy en
día, las cremas han evolucionado hacia fórmulas mucho más complejas y eficaces.
Ya no son solo hidratantes o nutritivas: son vehículos cosméticos que permiten
transportar principios activos con funciones específicas: antiarrugas,
despigmentantes, calmantes, regeneradores, antioxidantes...
Y aquí
es donde entra en juego su estructura funcional.
Las
tres fases de una crema: su base funcional.
Nota: En la tabla puedes ver las tres fases y los ingredientes principales de cada fase.
En
función de la cantidad de cada fase y cómo se combinen, podemos
obtener diferentes tipos de cremas: más ligeras, más untuosas, más absorbentes,
más reparadoras... Estas son las tres fases clave que componen cualquier
emulsión cosmética:
Fase Acuosa:
Hidratación en acción
Su función es hidratar y transportar principios activos hidrosolubles. Puede incluir:
- Agua destilada
- Hidrolatos
- Infusiones, zumos naturales
- Aloe vera
- Extractos acuosos, ácido hialurónico, vitaminas hidrosolubles
Cuanto más rica es esta fase, más ligera y fresca
se siente la crema.
Fase
Oleosa: Nutrición y protección
Aporta lípidos, nutrición y crea una barrera que evita la pérdida de agua:
- Aceites vegetales
- Mantecas (karité, cacao...)
- Alcoholes grasos, ceras
- Vitaminas liposolubles, retinoides, coenzima Q10
Cuanta
más fase oleosa, más untuosa y nutritiva será la crema.
Ingredientes Termosensibles: El valor añadido
Se añaden al final, una vez enfriada la emulsión (menos de 40 ºC), para conservar su efectividad:
- Conservantes naturales
- Aceites esenciales
- Vitamina E
- Extractos delicados y activos específicos
Aportan valor terapéutico, sensorial y funcional a la fórmula final.
¿Qué te dice la textura de
una crema? Aprende a interpretarla
La sensación que deja una crema en la piel puede darte muchas pistas sobre cómo está formulada:
- Ligera y de rápida absorción: predominio de fase acuosa → función hidratante
- Untuosa y densa: predominio de fase oleosa → función nutritiva y protectora
- Sensación tratante o específica: inclusión de activos termosensibles adecuados